sábado, 7 de octubre de 2023

Impresiones versadas

 - Meditación nocturna


Gotas de lluvia repiquetean

sobre mi tejado, dejando mi corazón

arrebatado con su insistente sonido.

Su caída no cesa, cual desfiladero.


El viento sopla con fuerza, golpeando

todas las paredes, deseando arrastrarlas.

En esta noche, pienso en el imperio

de la naturaleza, que todo lo domina.


- Impresiones de una noche


Resoplidos intermitentes en la noche,

un ambiente cálido que todo lo circunda.

En el lecho, se abren los sueños

como la ventana que deja pasar el aire.


Yo también intento conciliar el sueño,

mas hay un furor interno que lo impide.

Miro a la derecha y no veo nada,

miro a la izquierda y veo un hermoso rostro.


- Inquietudes


Sólo se puede tener verdadera felicidad

allí donde se brinda con tranquilidad.

Cuando el corazón habita en calma,

sin querer uno se colma de alegría.


Lamentablemente, el sosiego no es perpetuo,

siempre hay una especie de inquietud

que me susurra al ritmo del viento:

"Cuando todo acabe: llorarás."


- Los días felices


Presurosos pasan los días cuando

somos felices, en letargo

cuando nos sentimos desdichados.

Qué pena tan grande, mas inevitable


Aunque todo pase fugaz,

pienso nutrirme del instante

y agotar toda esa dicha contenida.

Así tendré un bienestar para recordar.


- Recuerdos desvanecidos


Tengo un hondo pesar cada vez

que corazón en mano repaso

en mi memoria los buenos recuerdos.

Una gran punzada es mi tristeza.


Alejarse del regocijo de la libertad pasada

es clavarse múltiples puñales

allí donde palpita el seno de la vida.

Sufrir la pérdida es peor que la ausencia.


- Sentimientos en soledad


Mi lecho solitario transmite añoranza

por un sueño tranquilo cargado

de bonanza que se reparte por igual

entre los pliegues de las sábanas.


Lamentan las persianas el encontrarse

cerradas, de manera que no entre

luz alguna, ya sea diurna o nocturna.

La tristeza es desolado silencio.


- Pequeñez en el atardecer


Ya anochece, los tambaleantes árboles

lo notan al ser rodeados por un frío viento

Sus ramas, se sienten estremecidas,

arrulladas por luna y estrellas.


Alzo la mirada, viendome muy pequeño.

Tan diminuto soy, que bastaría 

la mera caída de alguna gran planta,

para que me uniera a los espíritus.


- Aspiraciones de sabio


Se sientan los sabios al rededor

de una vieja estufa. No se dicen nada,

simplemente meditan cosas sencillas

tomando de ellas profundidades insondables.


Sueñan con los inmortales, pensando

en convertirse en algunos de ellos,

transfigurarse en algún animal

y planear sobre ríos y mares.


Eso sólo ocurre en aquellas noches

donde la luna alumbra con todo

su esplendor, sirviendose del coro

de las estrellas para elevarse.


Parecen ya casi alcanzar el máximo 

saber, mas cuando quieren darse

cuenta abriendo poco a poco los ojos,

descubren que sólo estaban soñando

con nenúfares.


- Lección del silencio


Me siento ante la oscuridad de algún

ignoto lugar, y espero la llegada

del silencio que todo despierta al soñar.

Nada hay. Nada soy.


Me olvido de mi propia persona,

aspiro e inspiro como sin querer hacerlo

para hallar que en todo raro atardecer

se encubre un secreto amanecer.


- Lo inevitable


Innúmeras son mis tristezas,

y mis lamentos alaridos constantes.

Procuro refrenar de cara al exterior

el agudo sentimiento, mas imposible 

                                 [en el interior


En este mundo, inevitable es aflingirse

y aún quién lo esquiva por el momento, siempre acaba por ser alcanzado por esa flecha que algunos llaman melancolía.


- La enseñanza callada


Tal como las estaciones se suceden,

de la manera en que tras un día

soleado las brumas se ciernen,

cual el alocado río viene a desembocar


irremediablemente en un desolado mar,

así toda vida va caminando 

hacía la muerte inevitable. Y, aunque,

uno se detenga, esta siempre llega.


- Soledad


Rechazo produce mi presencia,

y cuando acometo por lo bajo sentencia

todo se huelca en un silencio pactado.

Yo, petrificado, veo las hojas caerse.


En un lado me encuentro, alejado

de toda red de contacto, llevado

a la vil indiferencia que acaso tolera.

Yo, esfumado, veo mi sombra irse.


- La única certeza


Vivimos y morimos, esa es la única

certeza que he llegado a escuchar

hasta ahora, que nos deshacemos

como hojas otoñales en escarcha.


Es una antigua sabiduría muy repetida,

hasta la saciedad, incluso siendo niños.

Pero no lo tomamos muy en serio hasta

que las nubes arropan a la luna.


- Mi yo interno y mi entorno


En mi interior hay un diluvio constante,

cuyo chapoteo y redoblar de truenos

impactan en mi corazón cortante.

Aún se oyen relámpagos relumbrantes.


Dispersan mis venas lejanos vientos

cuyos ecos se diluyen en gritos internos

que provocan acordes vibrantes.

Si salieran, todo serían sollozos y lágrimas


Miradas de sospechas a mi al rededor,

esas gentes siempre andan ojos avizor

por si captan alguna caída, 

algún descuido imprevisto que les dé risa.


Juzgado y sentenciado antes de tiempo

voy lentamente caminando, evitando

girarme o mirar de soslayo.

Vivímos en un mundo muy triste y solitario.


- Mi paisaje


Serena la noche transcurre

como de costumbre, alejándose 

las nubes entre un cielo cargado

de efluvios y estrellas parpadeantes.


Es un paisaje interior que conduce

hacía un nuevo mundo en el que no

se distingue entre fuera y dentro.

Lamento en vano, lágrimas derramo.


- El último episodio de un insecto


Un insecto tendido en el suelo

siente los últimos estertores

que le produce la llegada inminente

de una desagradable muerte.


Este estira sus débiles patitas mientras

tiembla, y sus alas, antes tan vigorosas

ahora se sacuden perdiendo su color.

Triste destino vivir para luego morir.


- De lo viejo y lo nuevo


- Vengo a venderos unos libros,

de aquellos antiguos de los que ya

no se acuerda nadie, de esos

cuyas hojas amarrillean y de tapas húmedas


- Lo sentimos. Nosotros no aceptamos

ese tipo de viejos libros, 

queremos de los mas vendidos,

los que suelen leerse de sobremesa


Entonces, el pordiosero se fue

por ahí de donde vino con la mirada

al rojo vivo, con unos ojos vidriosos

de salubres y sucias lágrimas.


Arrastrando sus envejecidos papeles,

se fue a la cuchitril esquina 

de donde provenía, alejado

de aquel mundo limpio y civilizado.


- En un paseo


Qué solitarias las hierbas en su zarzal.

Qué cansado el murciélago volando

en el crepúsculo. Y mientras yo,

contemplando todo este paso.


Qué dañado el sauce entre arbustos.

Qué desconfiado el gato curioseando

tras ese cubo abandonado. Y mientras yo,

caminando sin saber nada de una meta.


- Belleza constante


Las flores de las adelfas heroicas florecen

a pesar de que el otoño haya comenzado,

e incluso, las rosas de un blanco impoluto

les acompañan en su fantasiosa travesía.


Nada detiene a la belleza hermanada

con la justicia persistente,y aunque llueva,

eso sólo realza todavía mas a la luna llena

Lo hermoso destaca entre oscuras nebulosas.


- El placer de fumar


La única manera en la que escapo

del hastío que a veces resulta la vida

es prender fuego a mi ducado,

y cuando este acaba consumido


por las llamas, convertido en ceniza,

tomo otro y vuelvo a encenderlo,

una vez y otra vez, sin cesar.

Se me ocurre que algo así es vivir.


- Nada, nada, nada...


Llego a un espacio indeterminado

donde el caprichoso tiempo parece

haberse congelado, quedado quieto,

estático, como supendido sobre nada.


Espero, pacientemente, a que todo

vuelva a marchar como siempre,

sin turbaciones. Mas, es en vano,

sólo nos queda el vacío en nuestras manos.


- Mi sombrío hogar


Una inmensa oscuridad me rodea.

Con sus lentos movimientos, 

puedo escuchar en su paso 

cómo suculenta ronconea.


Tan habituado estoy a las sombras,

que, cuando el sol asoma en lo alto,

no puedo evitar entrecerrar los ojos

al producirme su contacto gran daño.


Este reino negruzco es todo lo que tengo.

Me conozco todos los atajos,

cualquier recoveco ha sido aplastado

por mi arrapientos zapatos.


Si a la noche, alguien por mí pregunta,

decidle que estoy como de costumbre

bajo un olmo alumbrado por el claro

de luna, llorando cabizbajo.


- La sociedad


Hay mucha gente en las calles, 

y aún así están desiertas.

Yo, camino entre ellos, esquivando

espacios ocupados por masas de aire.


Escucho sonidos en el silencio,

veo siluetas en el vacío,

percibo olores insípidos al tacto.

Estoy encerrado en una cárcel muy grande.


- Presente recordado


Cantan los grillos a sus anchas

una melodía improvisada que me hace

rememorar mi presente tristeza

procedente de imagenes pasadas.


Hace unas horas me han asestado

tan duro golpe, que la herida

no se cierra por mucho que la presione.

Hay colores apagados en la noche.


- Incomprensión


Tumultos, estruendos y pasos airados.

Un montón de luces por doquier,

ahí donde se posa la mirada y se afinan

los oídos produce mareos y vértigos.


Ni mi entendimiento ni mi empatía

consiguen acercarse a este mundo,

que pasa tan raudo como insistente.

Los miro, pero mi pensamiento

                    [navega a otro lugar.


- La línea del horizonte


Existe una fina línea en el horizonte

que son pocos los que consiguen verla.

Mas cuentan, que quién la contempla,

se deshace del gran fardo que algunos llevan.


Yo ya llevo tiempo agudizando mis ojos

por si logro apresarla en mi retina.

Creo que ya casi puedo apreciarla.

Mientras, me olvido de todo lo existente.


- Mi castillo


Vivo en un castillo muy alto,

situado en una lejana montaña

inaccesible para la mayoría de las gentes.

Allí no hay nada, sólo un enorme ladrillo.


Casi nadie sabe dónde vivo, 

tampoco preguntan pero puedo decir

que se trata de un lugar apartado,

que pasa tan desapercibido como un suave sílbido.


Aquí, en esta montaña hace mucho frío.

Todo al rededor se encuentra congelado,

a excepción de mis libros y mi tabaco,

quizás porque me refugio en ellos.


Desde esta altura, puedo contemplar

un tenue verdor, y puedo escuchar

las risas y las fiestas del exterior.

No suelo participar. Están muy lejos.


- Recuerdos difusos


En aquel prado proveniente del recuerdo

que acaba confundiendose con un sueño,

yo estuve ahí siendo muy pequeño

quedandome extasiado con su amplitud.


Algo había en el viento, en ese moverse

de las sucesivas hierbas infinitas

que me cautivaba, que me apresaba ahí.

Ya no sé qué es recuerdo, y qué sueño.


- Una noche inusual


Hay noches en las que un cuervo vuela

solitario, donde los murciélagos 

se quedan colgando en su sitio

y los búhos esperan al roce solar.


Las ramas de los árboles se desplazan

muy lentamente, sus raíces se restriegan

veloces y las luminarias ya no parpadéan.

Que hastío, que sosiego, que templanza...


- Noche y día


De madrugada paso la noche pensando,

en aquel día del pasado, tan lejano.

Ha transcurrido tanto tiempo, tantísimo,

que ya a la distancia lo veo nublado.


Recuerdo aquella primera inocencia,

la sonrisa lánguida y el trato amistoso.

En esos días todo era espontáneo y puro,

ahora la oscuridad y la desconfianza

                                 [se ha adueñado de mí








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