El mundo en su amplitud es un lugar vasto, cargado de detalles insospechados y de elementos que fácilmente pueden pasar desapercibidos. Por ejemplo, cuando admiramos un paisaje en su conjunto, tendemos a resaltar la grandeza de las montañas, la inmensidad del mar o lo extenso y profundo que es un tupido bosque. Sin embargo, a veces, quizás lo interesante no sea fijarse en lo que por su amplitud queda abarcado más allá de nuestra vista, sino a cosas pequeñas que están cargadas de significado, ya sea de forma personal o colectiva. Es decir, en el monte encontramos ciertos insectos que sólo hacen su aparición a la noche, y que están cargados de colores muy sugerentes, o en la playa una cigüeña se ha quedado posada sobre un risco cargada de majestuosidad, e incluso, no es raro que en algunos bosques nos encontremos con aves cuyo canto nos transportan a lugares que jamás pensamos que existían en los recovecos de nuestro corazón.
En este sentido, y a mi modo de ver, la figura del poeta se sitúa en una instancia intermedia, a saber: como todos, es capaz de reconocer aquello que se plasma en la mirada por todo lo que resalta, pero también y sobre todo contempla todo lo pequeño que hay en el mundo, encontrando una resonancia en su pecho que llega a identificarse tanto con el paisaje que llega un punto que no hay diferencia alguna entre lo que ve y lo que es, entre lo interno y lo externo. Ver el mundo así, para mí es tener una óptica poética de las cosas y de sus acontecimientos, algo que resulta un poco alejado a lo que se entiende hoy día por poético.
Actualmente, y teniendo en cuenta el sendero que sigue la mayoría de la gente, tenemos una concepción de lo poético acorde con unos tiempos donde se rinde constante homenaje a la velocidad, y donde el egoísmo y la vanidad son sus fieles acompañantes. No voy a negar que cuando se escribe poesía la subjetividad de cada uno es un elemento importante, como tampoco que en la medida en que se vive en una etapa histórica determinada, la poesía que se escriba va en cierta medida a reflejar "el espíritu de los tiempos" Mas tampoco tenemos que confundirnos, que se tengan estas dos cosas en cuenta no quiere decir que uno se rinda constamente culto a sí mismo poetizando sobre aquello con lo que sabe desde el principio que va a recibir el aplauso ajeno, de la mayoría de las personas que piensan que su manera de considerar la estética es la única válida.
Según yo pienso, el ejercicio poético va muy al contrario de esta concepción "tan moderna" defendida por tantas personas. Creo, que, poetizar es una suerte de ralentizar el tiempo hasta tal punto que nos quedaría una instantánea, que si llega a desplazarse, lo hace muy lentamente. Hacer poesía es capturar un instante en la medida que nos hace darnos cuenta de esos detalles que señalaba más arriba, llevando la mirada de la gente común hacía aquello que aparentemente pasa desapercibido. También considero, que si bien es cierto que la individualidad de cada uno dota de originalidad los versos, a su vez estos han de tener una suerte de implicación universal, algo que sea reconocible más allá de los tiempos y de las diferentes subjetividades. No quiero que aquí se entienda "universal" como univocidad, con un discurso único. Mas bien me refiero a un tipo de significación que vaya mas allá de las apariencias, que aunque parta de la imagen, la acabe sobrepasando mostrando algo que vaya mas allá de las propias palabras con las que nos servimos para escribir poesía.
La poesía, aunque se exprese con palabras, siempre deja algo latente tras su lectura, algo que se encuentra en las mismas palabras pero que no llega a confundirse con las mismas. Si nos paramos a pensarlo, un poema en su sentido estricto, es un conjunto de palabras cuya colocación hacen unos versos, y que se leen de una determinada manera que lo diferencia de la prosa. Mas, no obstante, tras esta apariencia se oculta un mensaje, el cual dependerá de dos factores principalmente: En primera instancia del poeta que lo escribe, y en segunda, del lector que lo lee. En cierto modo, uno ha querido dotar al poema de un sentido que sobrepasa las palabras que ha usado, y el otro al leerlo, encuentra un mensaje que quizás no se encuentra en el poema mismo, pero que él evoca de acuerdo a su formación literaria, como también a sus propios recuerdos. A esto me refiero yo con lo universal de la poesía, lo cual podría también denominarse "la naturaleza original de la poesía"
La lectura de la poesía se basa en la sucesión de imagenes, y a su vez, en lo que estas nos transmiten o nos retrotraen, lo cual podría ser desde impresiones, sensaciones o recuerdos, de ahí que tanto para escribir como para leer poesía, la imaginación es un elemento primordial porque partiendo del poema en particular, se nos lleva a una significación más alta y que lo sobrepasa. Se suele uno referir, además, de que la emoción es otro de los elementos a tener en cuenta cuando tratamos sobre poesía, y esto es cierto, mas tampoco se reduce a eso. Es decir, es verdad que la sensibilidad es lo que afina las cuerdas poéticas, pero también el pensamiento es el que las aúna. Se dá una combinación entre nuestros sentimientos y pensamientos, de forma que las imágenes que nos transmite la poesía tienen cierta coherencia desde la fáceta más formal del poema -ya sea más clásica, o experimentalista- y otra que es más sentimental y que proviene de la inspiración que sentimos tras un suceso de nuestra vida, o algo más general que acontece en nuestra sociedad.
Unas palabras sobre la inspiración que considero necesarias. En realidad, aquello que denominamos inspiración es algo que tiene un cáliz prácticamente místico en tanto que es algo que no depende de nosotros mismos, ni mucho menos de la práctica de ciertas técnicas. Es algo que muchos han querido vincular con la genialidad de cada cual, pero de lo que yo particularmente sospecho. No voy a negar que ciertos poetas tienen más espontáneidad que otros a la hora de componer sus poemas, mientras que otros necesitan de más tiempo y de meditación antes de emprender una antología poética, por ejemplo. Pero, aún con ello, me costaría mucho decidir cual de los dos es más genio que el otro. No sabría decir qué método es preferible, o si alguno está más vínculado con lo que se denomina un genio. Lo único que sé, es que con independencia de los métodos, hay algo que denominamos inspiración que no somos capaces de controlar ni de racionalizar, y que proviene de una significación más alta, que si se me pregunta, es la fortuna de entrar en el núcleo de las cosas, de la naturaleza, y que habría que vincular con el Tao, con aquel gran misterio que se infiltra en la tarea poética formando una combinación tal que si se estira puede hermanarse con el silencio.
Al final, cuando se compone un poema ha de darse una introspección en la que desde nuestro propio centro se llega al núcleo de la naturaleza misma, y en la que se opera en semejanza -pero a la viceversa- de cuando ese poema aún no tiene una plasmación concreta, que es a lo que me refería en el primer párrafo. Ahí es cuando uno cae en la cuenta de que no hay diferencia alguna entre la propia persona y el mundo, o entre lo interno y lo externo, y precisamente por ello, tampoco entre inspirarse en el paisaje o en lo que uno mismo piensa o siente. Esa es la significación universal que con tanta insistencia he ido señalando, la unidad que acepta todas las particularidades poéticas para acogerlas en su seno, como también todos los tipos de genios, unos más acelerados, y otros mas pausados, pero al fin y al cabo, todos igualmente admisibles en tanto que sus poemas derrocan cualquier tipo de limitaciones fronterizas, tanto en el entendimiento como en la expresión de un sentimiento que se encuentra bullendo.
También quisiera dar unas notas a algo que considero de gran importancia, especialmente para la poesía, mas que también podríamos aplicarlo a la literatura en general. La estética entiende de un plano formal, pero este no debe reducirse meramente a sí mismo. Es decir, la estética poética tiene un trasfondo mucho mas allá del expresar la belleza mediante el ritmo en el caso de la poesía, las imagenes que nos evoca o lo que nos hace sentir cuando la leemos, y esto es el contenido de lo que cuenta aquello que leemos, que puede comprender de diversos trasfondos, ya sea una significación más filosófica, una implicación ética o política, e incluso, el narrar un determinado acontecimiento histórico del que se quiere dejar constancia por lo que fuere.
Por ejemplo, cuando pienso en la poesía clásica china, en los grandes poetas de la Dinastías Tang y Song, o mucho anteriores, veo que en sus poemas se va mucho mas allá de una adoración incondicional de la belleza. Esta se encuentra presente, pero, a su vez, también se nos habla de los sufrimientos de la gente debido a la guerra, de acontecimientos que ocurrieron en su tiempo, unos mas decisivos para la historia en general, y otros quizás mas anecdóticos, como también se nos poetizan reflexiones filosóficas y espirituales donde se nos habla de la condición humana o de los límites de nuestro pensamiento a la hora de entender el mundo. Es decir, se escribía mucho mas allá de la propia individualidad y de la belleza formal del poema en concreto. Además, tampoco hemos de olvidar la gran vinculación existente entre el ejercicio poético y la política que había en esos tiempos. La poesía tenía también una tarea que se vinculaba al propio gobierno, y jugaba un papel central a la hora de acceder a los puestos de funcionarios imperiales, hasta tal punto se valoraba la poesía que tanto la composición de poemas como el gusto estético a la hora de leer poesía de los antiguos eran requisitos necesarios para acceder a puestos del poder. Es más, se usaba de la poesía para enviarse correspondencia, para informarse sobre la situación del país, para repasar historia, para acceder a la tradición de la sabiduría... Y todo a ello, a expensas de la prosa, a la que se consideraba un ejercicio vulgar y meramente ocioso, limitado a mera redacción de informes y de registros históricos que se combinaban con la poesía para dotarles de elegancia.
Teniendo esto en cuenta, a nivel personal yo me considero un esteticista declarado, mas tengo claro la tarea humanista que tiene la estética, y que esta se vincula con la sabiduría también. Si escribo poesía no es sólo para que quede bonito, sino sobre todo porque tengo algo que aportar al resto de los seres de este mundo. De lo contrario, el escribir poesía se reduciría a un mero entretenimiento ocioso, como pintar un paisaje que poner en el salón. Yo reverencio una y mil veces a la musa de la belleza, pero no puedo evitar pensar que soy también parte de este mundo, y como tal mi voz responde a tantas otras voces que nos animan a fijarnos en aquellos pequeños detalles que pasan desapercibidos, y que aumentan nuestro saber y nos hacen mejorar como personas. Siguiendo esta senda que me he trazado, considero que la estética poética ha de ser humanista en tanto que también es naturalista, reconocedora de las hermosuras de este mundo, así como de sus desgracias, que expresa los tristes sentimientos de la soledad, pero que también se reconcilia con la sociedad. Es como decía Lu Xun en su primera colección de relatos cuando en su prólogo menciona que lo que escribe son sus gritos para dar voz a los que no la tienen, sus gritos contenidos que se expresan en forma de palabras -o carácteres hanzi-, y que se liberan en la literatura como una vía de rebelarse contra la injusticia de este mundo.
En realidad, es imposible -además de desaconsejable- quedarse en el mero deleite estético, dejando de lado nuestro compromiso con nuestros semejantes y con el resto de los seres que componen la naturaleza. Obviamente, el factor estético es un componente harto importante para expresarnos, pero no hemos de olvidarnos de las voces que son acalladas, ya sea porque no tienen capacidad de habla o porque debido a sus circunstancias no tienen esa oportunidad de alzar la voz. Sería algo tremendamente nefasto el apartar de nuestra imaginería poética el hecho de que vivímos en un mundo junto a muchos seres de los que formamos parte, somos todos originados de una misma madre que nos dió origen, la cual no sólo se reduce a la belleza ¿Cómo iba a reverenciar sólo a una parte de la madre, cuando el resto de sus partes pese a encontrarse magulladas, son hermosas también en tanto que nos aportan algo?
Por último, quisiera indicir en una cosa más que antes he pasado de soslayo, y que sería la funesta manera en la que a veces se ejerce la literatura actualmente. Algunos de los autores más vendidos, y que se encuentran en el negocio de la literatura, han pérdido esa vinculación introspectiva con el conjunto de los seres, y se mueven, con avaricia, solamente en busca de más fama, reconocimiento público y de dinero. No es raro encontrarlos diciendo bufonadas, llamando y consiguiendo la atención de una mayoría de la población bastante vulgarizada debido precisamente a la influencia de estos mentecatos sin corazón ni cabeza. Con esas actitudes sólo demuestran que no veneran a la literatura, sino el dinero que pueden ganar con ella. Y por eso, en parte, la literatura actual está en decadencia. Por escritores que no aman lo que hacen, lo que quieren es fama y poco más. No es raro encontrar a estos especuladores buscando influencia, yendose al lado del horno que más calienta para conseguir promoción y repercusión, produciendo unas obras carentes de la menor emoción, sin ápice de profundidad, y en suma, vacías, pero bastante aplaudidas por un gran número de ignorantes. Esto es bastante desalentador y deprimente, mas no por ello deja de ser verdad
Por suerte, siempre habrá pequeños hálitos de esperanza, leves iluminarias cargadas de valor que surcando un río plagado de malezas, se abrirán camino hacía nuevos mares. Quizás, en el tiempo presente, no se les preste ni la debida ni la merecida atención, pero confío desde lo hondo de mi pecho, que en el día de mañana se les reconocerá como las estrellas más brillantes en el panorama del cielo nocturno, mientras que aquellas otras luces artificiales acabaran por apagarse tarde o temprano, siendo relegadas al silencio y al olvido. No hemos de olvidar que en la oscuridad se esconden los más intensos resplandores, y que lo que ven nuestros ojos durante el día, no son otra cosa sino apariencias que terminarán por desvanecerse.