El investigador secreto EKR estaba como siempre aburrido, llevando una anodina vida en su despacho a la espera de ordenes. Recientemente se había divorciado, y tenía una manutención que pagar por su único hijo. Esto hacía que su vida fuera todavía mas aburrida y anodina, ya que el setenta por ciento de la población acababa divorciándose como él. A partir de entonces, se dedicaba a tiempo completo a su trabajo. Este era su única preocupación. De hecho, esto era otra cosa que compartía con el resto de la población, la dedicación y esfuerzo que ponía a su trabajo para sentirse algo importante e imprescindible dentro del inmenso engranaje de la sociedad con una vida laboral tan rutinaria.
Aquel, era uno de esos hastíados días en el que podría tirarse las horas muertas contemplando el desgastarse de uno de sus zapatos de cuero sintético. Ponía tanta pasión en posar su mirada sobre su zapato, que casi podría decirse que se dedicaba a investigar el paso del tiempo en los zapatos. Todo era así de aburrido en ese día, hasta que...
- ¡Investigador EKR! Tienes órdenes desde arriba, el jefazo te llama -dijo una diminuta figura que sobresalía de uno de los reproductores holográficos que salían de su mesa - Vamos, no seas holgazán y ponte en marcha ya mismo -acabó por decir, y cortó la conexión desvaneciéndose en el aire con un tono azulado en suspensión
Este, se limitó de asentir a la nada, y se encaminó en dirección al tubo-comunicador que le llevaría en dirección al despacho general de la sección 3. Tecleó en la pantalla el número clave y las coordenadas que se requerían, y nada mas meterse en el interior apareció en una sala muy poco iluminada pero que parecía bastante amplia. Dando unos pasos, se puso en el centro, y sobre una pantalla inmaterial suspendida puso otro codigo y su identificación de usuario como requerían las normas. En ese momento, se posó ante el de manera difuminada una figura que se dirigió a él con las siguientes palabras:
- Tengo una ordenanza urgente para ti, y para la que no tenemos mucho tiempo. Verás, un tipo muy extraño está generando agujeros negros por doquier en el centro de la ciudad. Estos, son al principio minúsculos. Pero, por lo visto también es capaz de ampliarlos. Como comprenderás, su presencia supone una amenaza. Ya sé que no te dedicas a este tipo de casos, mas no me queda otra que recurrir a ti. Muchos otros agentes investigadores han desaparecido en el intento.
- ¿¡Cómo!? ¿Qué han desparecido...? ¿Pero cómo es posible...? - interrumpió el investigador EKR muy soprendido
- Sí, no sabemos cómo es posible. Pero el caso, es que es así. Por eso, he pensado que tú eres la única baza que me queda
- Pero ese tipo... ¿Es un científico desquiciado por las inhumanas condiciones laborales de hoy día?
- Tampoco lo sabemos con certeza, mas por intuición podría decir que no parece un científico, o al menos, no un científico como nosotros lo entendemos. De hecho, aunque parece humano, no es alguien como los que viven por aquí... -el jefe exhaló un poco de aire, y acto seguido continúo- Mas esto no es lo importante... Iré al grano y dejaré de enrollarme en los pormenores que no vienen al caso. Lo que quiero que hagas es que lo investiges y lo resuelvas en menos de cinco horas. El tiempo es un factor importante, y como es así te mando que vayas directamente ahí y que hagas una investigación momentánea al sujeto en cuestión.
- Eh... Perdone jefe, pero yo... -decía el investigador por lo bajo e inclinando la cabeza hacía el suelo
- ¡No hay nada mas que hablar! Ve ahora mismo, sin mas dilaciones. Tranquilo, te lo he apagado todo para que puedas aparecer ahí en cuestión de unos minutos
Y nada mas acabar de decir esto, el jefe dió a un botón azulado que hizo que la sala se desplazara. De uno de los lados, apareció un portal-lanzadera que le llevaría directamente a su precipitada investigación. Al investigador EKR no le quedó otro remedio que acatar sumiso a las órdenes, ya que como dijimos, se dedicaba con todo su afán a su trabajo al no tener nada mas importante que hacer con su vida. Además, tenía una manutención que pagar mensualmente, a lo que se sumaba que según le decía su jefe, el ambiente no estaba para nimiedades. Así que se subió y su cuerpo acabó suspendido por el cielo, casi como si volara si no llega a ser por unos vértices rojizos que le circundaban cual si fueran unas cuerdas, y él un globo teledirigido por el capricho de un niño.
Desde las alturas, pudo contemplar un panorama general de la ciudad. Todo estaba atestado de abigarrados edificios. No había calles, ya que la gente rara vez salía de sus casas al basarse la comunicación en mensajes de voz circundantes y proyecciones holográficas. Las pocas veces que por algún asunto laboral se desplazaban, siempre lo hacía por tubos-conectores o tele-portales dirigidos que en un santiamén les llevaban así donde su empresa les quería dirigir. Esto provocó, claro está, que ya no hubiera necesidad ni de carreteras para coches, ni de mucho menos senderos para andar a pie. Todo, en suma, se hacía a distancia, ya sea por comunicación tele-dirigida o por desplazamiento-portal. Cuando llegaron poco a poco todas estas innovaciones a la gente le perturbó un poco, mas con el tiempo se acostumbraron tanto que si alguno le hubiese invitado a alguien a dar un paseo, este se hubiera reído como si en el s. XXI alguien le hubiera propuesto a otro si se apuntaba a la cruzada.
El investigador EKR lo observaba todo desde las alturas. Podía ver toda la deshumanización y desolación que había en el ambiente. Pensó, con tristeza, en aquellos tiempos que le explicaba su abuelo. Tiempos en que la gente se comunicaba siempre personalmente, en la que se veían, se tocaban y podían pasar un rato juntos. Todo eso había desaparecido. Incluso él, pensando en su caso, se dió cuenta que sólo había visto una vez a su hijo tras nacer, y desde entonces, ya no supo nada mas de él directamente, excepto por las conexiones teleográficas a partir de los hologramas que le ponía su exmujer para que este viera que su hijo seguía vivo y continuase pagando la manutención.
Sin embargo, no todo era tan lamentable como a primera vista pudiera pensarse. También, había cosas que habían mejorado. Por ejemplo, como la población se había concentrado toda en un punto, y esta se mantenía en vida encerrada en un cubículo basado en energías auto-renovables, la contaminación era prácticamente inexistente excepto por algunos gases flatulentos que provenían de las comidas artificales que la gente ingería por delegación gubernamental. Además, como según ibamos diciendo, al estar toda la población replegada en un punto que servía de núcleo estratégico, al rededor del mismo la naturaleza había resurgido. Desde la distancia, el investigador podía deleitarse con la vista de frondosos bosques, en los que habitaban todo tipo de especímenes animales y vegetales. Todos ellos crecían con total libertad, se reproducían y morían sin alterar sus ciclos naturales. Era como un pequeño paraíso, el Edén previo al surgimiento de la humanidad, que se desarrolaba con profusión y hermosura. Lo negativo era que pocos podían verlo, excepto algunos afortunados que lo veían a la distancia. Aunque, por otra parte, si la humanidad se hubiera dirigido hasta ahí, probablemente no estaría así.
El investigador ya se aproximaba a la zona en conflicto, podía ver claramente como una figura que estaba en el centro jugaba con unos círculos de un negro abismal, y los desplazaba, tragándose los edificios y todas las cosas que encontraba a su al rededor. Esa visión le sobresaltó. Jamás había visto nada parecido. Parecía sacado de una especie de película de ficción, o si acaso de alguna pesadilla que alguien hubiera tenido tras ingirir algunas drogas-plásticas que recetaban algunos médicos para combatir la depresión tras el abuso laboral y el aislamiento social. Pero no, no era nada eso. Realmente aquel tipo estaba ahí. Y eso que aparecía y desaparecía -aparentemente a su antojo- eran agujeros negros que se dilataban y ensanchaban cuando este movía sus manos a un lado y a otro.
Por fin llegó, y subiendo a una plataforma aréo-estática, se suspendió en el aire para colocarse frente a aquel individuo. Perplejo, observó todos los elementos que se encontraban a su al rededor. De todo -aparte de los susodichos agujeros negros- le impactó que mientras en la mayoría de los segmentos del cielo era de día, sólo en la parte central era de noche cerrada, y esta, estaba acompañada por unos nubarrones que desprendían unos rayos morados que impactaban sobre los agujeros negros tragándolos, haciéndolos mas grandes o desplazándolos a otro lugar. No podía creerse que aquello fuera real, pero el caso es que lo estaba viendo con sus propios ojos, y ante eso, sólo podía dudar de su cordura no de los hechos que claramente estaba viendo.
- Por ordenanza de mi superior, y por parte de mi delegación, te pido que te detengas para ser llevado al departamento de la jurisdicción de la ciudad-núcleo número 4 -clamó el investigador lo más alto que pudo mientras agitaba las manos en el aire
El extraño individuo, al oírle, descendió un tanto impulsándose con las piernas y los brazos hacía abajo. Cuando se hubo posicionado justo en frente del investigador EKR soltó una tremenda risotada y se puso a aplaudir en dirección a un ignoto público. Acto seguido, se rascó la parte baja de la nariz. Y antes de que el investigador le volviese a dirigir la palabra, alzó la mano en señal de que se callase un momento, ya que iba a responderle.
- Sshhh, silencio patán. No estoy para las bufonadas de esta dimensión pluri-terrenal. Vengo desde muy lejos, tan lejos que ni las indicaciones de tiempo o espacio te resultarían inteligibles. Mi próposito aquí es mejorar todo esto, reconducirlo por el buen sendero y mejorar el destrozo que habéis hecho con esta tierra.
- ¿Cómo que mejorar? Si estás... -el tipo volvió a alzar la mano en señal de silencio interrumpiendo lo que iba a decir el investigador, posiblemente presumiento que ya sabía lo que iba a decir y continuó hablando-
- Esto que ves a mí al rededor efectivamente son agujeros negros, y lo que ves sobre mí, el universo desde el cual he venido que se abre en forma de abanico como un portal que me ha dado acceso aquí. Los agujeros negros, como sabrás, se dicen que están compuestos de anti-materia. Pero, poco se sabe mas de ellos, puesto que el ser humano en su mayoría sólo sabe pensar en términos sensibles y materiales que posteriormente pasa a terminología abstracta, o viceversa. -se estiró, y bostezó un momento y siguió hablando- Pues, verás, la verdadera razón de ser de los agujeros negros es que nos conectan y conducen al más allá. Este "mas allá" es sobrenatural, sí. Pero no en el sentido que dicen las religiones o aquellos fantoches de los espirítistas, sino que nos llevan a la dimensión primigenia, aquella de la cual proviene todo, y en la cual todo retorna para formarse de nuevo. Y como este mundo no ha cumplido su función primordial, que es la de desarrollarse equilibrando tecné y natura, he sido aquí enviado para ejercer de "Deus ex machina" y resolver todo este embrollo.
- A mí todo eso me da igual. Mi próposito es investigar todo esto y detenerte. Mas, como me has dado toda la información, ya sólo me queda detenerte y acabar con esto.
En ese momento, el investigador EKR sacó su móvil-destilador cuyo uso se resuelve en su capacidad para detener a sujetos sospechosos que con sus locuras ponen en riesgo al conjunto de la sociedad, según consideran las instancias superiores. Pero, de poco le sirvió su rápidez al investigador, ya que en el instante de sacarlo, un mini-agujero negro surgió a su lado, y nada mas llevarse su móvil-destilador se disolvió en el aire cual si fuera efectivamente una entidad extra-corporal, y por ello, sobre natural como había dicho anteriormente aquel individuo desconocido y sospechoso.
- Pero qué narices... -exclamó el investigador EKR claramente turbado
- No juegues conmigo, pequeño polizonte -dijo aquel individuo riendose mientras agitaba las manos con nerviosismo- Si te estoy dando esta arrenga, es porque me place, no porque tenga la obligación de dártela ¿Y agradeces mi consideración hacía ti de esta manera? Mira, estoy seguro que tu existencia y la de la mayoría de toda esta gente lobotomizada carece de sentido. Un día se sucede a otro día, y nada cambia. Todo es siempre lo mismo. El sostén y razón de ser de toda vida biológica se basa precisamente en el cambio, no en una rútina estática. Por eso, deberías estar agradecido conmigo. En cierta manera, podría decirse, que voy a liberarte de tus mundanales ataduras ¿O acaso tu vida tiene, aunque sea, un ápice de sentido?
- Pues no, la verdad es que no... -respondió el investigador bajando los brazos, tremendamente apesadumbrado, notando como se encontraba paralizado, y dando, por vez primera, su investigación por pérdida.
- Ajá, a eso me refería. Por lo menos tienes un poco de cabeza... En fin, mira, como me has caído bien, te revelaré algo que pocos saben: Cuanto toda esta anti-materia suma en la oscuridad a todas las cosas, hay algo que permanecerá, algo que obviamente no será ni material ni sensitivo. Pero que es mucho mas estable, mucho mas, incluso, que lo que las cosmovisiones de antaño denominaban alma o espíritu. Eso son visiones sesgadas. Se trata de algo que se asemeja a la conciencia, entendida esta como una suerte de reconciliación entre el conocimiento y el sentimiento, entre tu yo y los yoes universales de los demás, entre la nada y el todo, lo que auna los opuestos... Ya lo comprenderás mejor cuando pase todo esto, cuando percibas y entiendas sin instancias corpóreas, cuando veas sin ver, escuches sin oír y entiendas sin entender. La oscuridad lo dominará todo en un principio para posteriormente dar vida a una luz inagotable, sombra y luz se harán uno, creación y destrucción también, y así se podrá comenzar de nuevo.
Cruzándose de brazos, el investigador no supo qué decir. Así que se limito a ser un mero espéctador. Vió como aquel individuo subió hasta las alturas, tanto subió que su visión se convirtió en un punto negro suspendido en un cielo cargado de nubes, y cuya única luz sólo podría atisbarse en aquellos relámpagos que como estertores lúminicos, eran acompasados con las estrellas que estaban desperdigadas en un universo desconocido. Al principio, los antes mencionados agujeros negros, se repartían por sectores, continuando con su tarea previa antes de la repentina aparición del investigador. Pero, luego, estos agujeros negros fueron como fusionandose entre sí, formando un agujero negro inmenso que ya cubría gran parte de aquel cielo nocturno que acabó imponíendose sobre el esplendoroso día que dominaba anteriormente.
Al final, todo, como en un parpádeo sombrío, fue absorbido por el gran agujero negro. Todo de aquella tierra futura fue sumido en la nada, redirigido a un lugar tan incierto como desconocido. Lo que pasó posteriormente no tiene cabida alguna a la descripción ni con palabras ni con imágenes. Eso ya es asunto de la especulación de cada uno, algo de lo que ya se ocupará una ciencia o una poesía sobrehumana, por encima de todo lo conocido hasta ahora.
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