domingo, 13 de abril de 2025

Una aventura sin final

 Tras haber sobrevivido a una pequeña travesía acuática más allá de las tierras del norte, decidí replegarme en soledad a mi hogar. Por entonces, vivía en mi antigua casa aislado de toda humanidad como es mi costumbre. Debido a que había viajado para aprender nuevas artes mágicas en la academia que se encuentra en las fronteras oníricas, pensé que sería lo suyo ponerlas en práctica con la paciencia requeridas, y no tanto de la forma tan apresurada en que lo hice allí puesto que debido a que el edificio donde nos enseñaban una magia sumamente desconocida se encontrataba en una isla cercada por agua y donde reinaba una secreta conspiración respecto a una de las profesoras, digamos que no gocé del tiempo requerido para interiorizar los conocimientos velados y los conjuros.

Durante aquel tiempo se puso de moda en la zona de ciertos funcionarios que ejecutaban a la par la labor de aseguradores y de cobradores de impuestos, y como estos contratos se daban sólo dentro del sector privado, sus trabajadores asediaban a los clientes visitándoles constantemente justo en frente de la puerta de sus casas. Además, en esa época los seguros de vida y la necesidad de cobrar ciertos impuestos con antelación urgía debido a que la esperanza de vida resultaba nímia, pero cuya razón el lector descubrirá más adelante. De ahí esa premura y acoso por parte se estos funcionarios, que pensaban que cómo en esa zona vivíamos aislados de la ciudad sin apenas comunicación con el exterior, seríamos ignorantes de lo que estaba aconteciendo en nuestro mundo por entonces. Gran error al menos en mi caso, y mas teniendo en cuenta que aún siendo muy casero, no eran raras mis aventuras al rededor del mundo y sus diversas dimensiones.

Así, como decía, estos cobradores de impuestos acudían a mi casa una hora sí y otra también a lo largo del día. Como no había manera de callarlos y no aceptaban un no por respuesta, llegó el momento que decidí no insistir en mis negativas a sus servicios y me limité a escuchar, asintiendo a todo lo que estos me comentaban pero sin comprometerme formalmente firmando contrato alguno. Estos se largaban después de treinta minutos de perorata, y yo podía disfrutar de una hora de aprendizaje y de ocio hasta que acudiese el siguiente vende gaitas. Al final todos ganabamos, y a pesar de que el lector pueda considerar que tal tesitura era insoportable, os puedo asegurar que a todo se acostumbra el hombre.

Tiempo después, de repente durante una semana para ser exactos, estos cobradores de impuestos desaparecieron. Pueden imaginar cual sería la tranquilidad interna que sentía tras este descanso que fue muy breve porque justamente a la semana siguiente de esta aparecieron todos los funcionarios a los que había decidido seguir el rollo tremendamente enfadados y exigiendome dinero. Tan insolentes se pusieron que no les bastó con gritar y armar un jaleo impresionante frente a la puerta de mi casa de entonces, sino que además saltaron mi valla y se pusieron a pulular por el jardín, husmeando donde no debían. Incluso, cuando lograban atisbarme a través de la ventana, se ponían todavía más frenéticos a exigirme una compensación material debido a un conflicto de intereses entre agentes. Aquello era intolerable, no podía soportarse por nada del mundo.

Así que finalmente decidí salir al jardín bastante enfadado, y comencé a lanzar conjuros sobre todos estos intrusos. Estos no eran los típicos hechizos de la magia blanda y mucho menos de la magia blanca que sólo sirve de disuasión, sino que lo eran de la magia negra con peores intenciones, pues les lancé una serie de necrogiros que les provocó la muerte a todos ellos. La sangre, visceras y trozos de miembros arrancados de cuajo saltaban como si hubiera lanzado bombas a destajo, llenándolo todo de coagulos de sangre y de piel desgajada. No me quedaba otra, y puedo decir que me entretuve aniquilándolos uno a uno como un niño que se dedica a aplastar hormigas por mera diversión, además ¿Qué otra manera de mejorar mis habilidades mágicas que usándolas sobre el terreno?

Sin embargo, en tanto que lanzaba uno de los últimos necrogiros, tuve que desviarlo debido a que pude vislumbrar entre la lluvia sangrienta y los cuerpos disueltos, a una mujer que se encontraba tremendamente aterrorizada. A través de tal despliegue de violencia, pude advertir que se encontraba embarazada, así que desvié el conjuro y me ocupé en eliminar los pocos aseguradores agonizantes que se encontrabas arrastrándose por el suelo como ratas. Muchos me consideran un monstruo, incluso me acuñan el pertenecer al bando oscuro o a una de sus degradadas sectas, pero tengo la humanidad suficiente para no atentar contra una mujer embarazada que durante ese tiempo se encuentra en una situación de vulnerabilidad hasta el parto. Si fuera lo que muchos aseguran en torno a mí y mi magia, probablemente la hubiera asesinado a sangre fría, pero no lo hice.

Me dirigí entonces a su dirección, sorteando y apartando los cadáveres que tenía a mi al rededor, y le informé en torno a la razón por la cual ella seguía viva y coleando mientras que los demás no. Entre temblores, asintió en un principio a mis palabras con evidente temor. Mas cuando me senté a su lado y permanecí en silencio durante el espacio de algunos minutos, me contó su historia un poco más calmada. Por lo visto, uno de aquellos cobradores de impuestos la habían asesiado también hacía unos meses, y como no tenía el dinero suficiente para pagarles, se había visto forzada a casarse con uno de ellos. Al principio luchó con uñas y dientes por evitar el matrimonio, pero eran tantos y tan agresivos que le fue imposible rehusar. Con el tiempo, digamos que le había cogido cariño a sus captores, aceptó el matrimonio y se casó con uno de ellos, el cual también la había dejado embarazada para propagar la semilla de los funcionarios por toda la nación, y quizás en un futuro por el mundo.

Al ver todos aquellos cadáveres se había dado cuenta de que por fin después de todo aquel cautiverio era libre, pero aunque me agradecía que la hubiera liberado sin su consentimiento me guardaba algo de miedo tras haber contemplado sus ojos de lo que era capaz. Con una señal negativa de mi cabeza y mis manos intenté disuadirla respecto a que se encontrara en peligro, y poco después le abrí la puerta trasera de la casa para que se acomodase y descansara un poco. Como aún estando embarazada veía que se encontraba bastante demacrada y con claras señales se desnutrición, le ofrecí algunas viandas y manjares para que tal situación se sofocase.

Ahora, después de contar este episodio, le revelaré como prometí al lector lo que ocurría en aquella época y por la cual algunos cobradores de impuestos y aseguradores se estaban haciendo millonarios. Acontecía que en unos de los laboratorios ubicados cercanos a la zona industrial de la ciudad se habían escapado algunos ejemplares de Zokpull. Estas criaturas que eran hilemorfas entre humanos y los seres necrofágos mas allá de las montañas, devoraban a los humanos y quienes sobrevivían se convertían en una abominación mutante que adoptaba sus mismos comportamientos. Tal era su ferocidad y tenacidad que se habían desplegado desde la zona industrial hasta la ciudad, y se sospechaba que ya habían arrasado tales parajes en cuestión de pocos días. Incluso se sospechaba que estos se habían liberado a próposito para que los cobradores de impuestos y sobre todo sus jefes se forrasen, mientras que la gente común tenía que sufrir no sólo pérdidas monetarias sino también las de sus propias vidas.

He de advertir porque viene al caso, que estos seres son muy sensibles al ruido. No tenían prácticamente visión, pero lo que era audición la tenían quintuplicada a lo que sería la capacidad auditiva de un ser humano promedio. Y como los cobradores de impuestos habían armado tal escándalo en un principio reclamándome dinero e insultándome, y después con sus gritos de sufrimiento y agonía, estos Zokpull se habían dirigido a tropel en dirección a mi antigua casa. Tal era su número que estos se amontonaban y formaban torres con sus putrídos cuerpos, escalando así entre unos y otros como si fueran una masa maloliente uniforme que actuase de acuerdo a una mente colectiva. Esto les permitió acceder a mi jardín sin problema alguno.

Pude comprobar asomándome a la ventana que estos se estaban alimentando de los desperdicios humanos que dejé al rededor del jardín, lo que provocó que algunos de estos cadáveres volviesen a la vida convertidos en susodicha degeneración infrahumana. Además, con una saña desquiciada, golpeaban puertas y ventanas, desgajándolas y asomándose a través de ellas. Sin dudarlo ni un instante, conducí a la embarazada a la sala de arriba, justamente donde se situaba mi cuarto. Y reforzando con conjuros protectores la puerta corredera, procuré dotarnos del tiempo suficiente para hallar una solución a la tesitura en la que nos encontrabamos. Sin embargo, no teníamos mucho tiempo para meditar en torno a ello, puesto que los Zokpull y sus engendros creadosya estaban golpeando la puerta con inusitado frenesí, a la par que según pude comprobar mirando al exterior a través de la redondeada ventana, el jardín se encontraba invadido casi sin posibilidad de escape.

Finalmente decidí abrir la ventana, y cargando con la mujer embarazada en la espalda, lanzarme al exterior dando uso de mis hechizos de sobrevuelo. Así pudimos escapar por el momento de los Zokpull que ya estaban entrando en la habitación y de tantos otros que cercaban el jardín. Mas no obstante, a medida que avanzaba sobrevolando por la urbanización, pude comprobar que en cada jardín de cada casa estos seres campaban a sus anchas, y que cuando me posaba en los tejados para tomar impulso y proseguir el viaje, estos advertían mi presencia y se lanzaban hacía mí con estúpido frenesí debido a que desconocían el arte de escapar o de volar que tenían sus antepasados en la escala genética.

Pero, a pesar de estas ventajas que yo tenía de sobrevolar planeando por todas aquellas zonas alejadas de todo, por mucho que avanzaba no lograba encontrar zona despejada alguna. En todos los lugares se encontraban estos Zokpull yendo de un lado para otro, ya sea buscando presas y desperdicios que se encontraban tirados a un lado y a otro, o si tenían relativa suerte, persiguiendo a los supervivientes deseando alcanzarlos y devorarlos con bestial resolución. Desde las alturas, y sobre todo cuando encontraba un punto de apoyo elevado para darme impulso, contemplaba tal espectáculo en una extraña mezcla de espectador y actor en tanto que si bien por ahora me encontraba a salvo de todo peligro, si perdía fuelle y me precipitaba sin querer a un punto de apoyo que por lo que fuera era alcanzable a algunos de aquellos seres, podía pasar a ser uno de esos integrantes diversos que procuraban salvar la vida.

Seguía y seguía sobrevolando todas aquellas zonas con la mujer embarazada a mis espaldas, y en tanto que así lo hacía, podía advertir sus temblores y el sudor frío que le resbalaba y me caía al cuello. También sentía como la criatura que llevaba en el vientre se agitaba con la violencia con que los Zokpull desbastaban y devoraban todo aquello que se encontrara a su al rededor. Pero, por encima de todas aquellas sensaciones secundarias y efímeras, meros detalles que se recuerdan sin saber por qué, podía comprobar que a medida que avanzaba la cosa estaba todavía más negra. No había lugar que no estuviera poblado por aquellas sangrientas y deformes entidades, que devoraban todo a su paso como si aún con su escasa inteligencia fueran los reyes del mundo.

El asunto se enturbiaba por momentos, y mas teniendo en cuenta que tras atravesar un bosque en tanto que me apoyaba en la copa de los árboles para ganar altura, poco más adelante sólo había una pradera con escasas elevaciones del terreno, y que dispersos entre ellas se encontraban los Zokpull que ya habían rastreado mi presencia a pesar de sobrevolar por encima de ellos gracias a su oído y a su olfato desarrollado. Cuando algunos de esos seres se acercaba lo más mínimo a mí, les lanzaba uno de mis necrogiros para evitar todo contacto, pero eran tantos y debido a que esa zona carecía de puntos de apoyo lo suficientemente altos para que pudiera impulsarme como se requería, bien podría decirse que estabamos perdidos.

Así era, no había salida posible. Fueramos a donde fueramos sobrevolando todas las zonas posibles, estas se encontraban plagadas de aquellos seres deformes y carentes de consciencia, sólo eran volición y energía vital. Quizás más allá de la cordillera central había alguna oportunidad de salvar nuestras vidas, refugiándonos en el mundo oscuro que tan bien conocía, pero resultaba imposible teniendo en cuenta que mi capacidad de sobrevolar estaba menguando al carecer de los puntos de apoyo necesarios. Nada más podía hacerse, mirase hacía donde se mirase no había salida alguna a tal cruenta tesitura...

domingo, 6 de abril de 2025

Un conocimiento prohibido: Parajes vistos en sueños

 El mundo vigil siempre me ha parecido trementamente aburrido. Ya se sabe, la dichosa rutina automatizada de siempre en la que los días se suceden sin que haya eventos destacables. Día tras día los mismos pasos de siempre a horas semejantes, tan similares son entre sí que bien podría decirse sin temor a equivocarse de que uno es la copia de otro. Pensar sobre este tema siempre me ha producido hastío, ya que al reconocer la banalidad que adorna toda vida ordinaria me he sentido inmensamente desgraciado. Siempre he contemplado a la vida que los pusilamines consideran la real como una suerte de maldición que la vulgaridad nos impone, haciéndonos así semejantes los unos a los otros.

Por eso, desde que era niño me he refugiado en mi mundo interior gracias a la facultad imaginativa. Ahí todo era muy diferente, todo era posible y la sorpresa se encontraba a cada esquina. Daba igual si en la vida ordinaria y anodina ocurría tal o cual cosa, siempre podía replegarme a mí mismo y desde el pensamiento encontrar aquello que buscaba en cada momento. Ya podía el mundo material derrumbarse todo el, puesto que yo rehuía de sus llamas y pesadumbres para acudir presto a una instancia superior que sobrepasaba todo aquello. La mayoría de la gente con su vulgaridad y mirada estrecha desde siempre han considerado que esta instancia es un mero producto de la fantasía, mas para mí siempre ha supuesto la auténtica realidad, que por su elevada altitud bien cabría ser considerada una suerte de supra-realidad.

Esta realidad superior se concretaba en la oniría, era en los sueños donde su potencia y vivencia quedaba mas patente. De ahí mi alegría al acudir a la cama cada noche, pues eso suponía que iba a viajar a un lugar que en mi ingenuidad de entonces consideraba "El mundo de los sueños" pero que en realidad tenía otro nombre, un nombre que sea dicho de paso nunca me ha sido revelado o al menos ya no me acuerdo de el puesto que ya se sabe que no siempre se recuerda todo de los sueños una vez que uno despierta.

Antes los sueños que tenía eran como una película que se desarrollaba ante mis ojos pero en la que yo no podía intervenir activamente, mas con el tiempo aprendí que podía hacer presencia de mi individualidad. Y desde entonces, desde que aprendí a controlar mi yo y el entorno del mundo onírico de forma autonoma, todo se hizo sumamente interesante. Ya podía desplazarme libremente por todas las zonas que comprende, alterar los sucesos que ocurrían e incluso aniquilar a mis enemigos en un santiamen. Esta habilidad la adquirí con mucho ejercicio, constancia y esfuerzo, mas también al interiorizar que esa suprarealidad dependía de mi propia autoconsciencia, a la par que a la adquisición de conocimientos que tenían su fuente principal en los mismos sueños. Desde entonces me convertí en un sabio sobre ese terreno, y supe de las ventajas que tenía el uso de la magia negra por mucho que digan los puritanos y moralistas con sus manuales éticos baratos.

Gracias a este saber estuve indagando e investigando en mis sueños y conocí su razón de ser y su origen. Al parecer ese mundo se formó a partir del contacto de una roca primigenia y de una planta translúcida, que al aunarse de la mano de un impulso etéreo, de las hojas de las plantas se formó una savia pegajosa que impregnó a la roca, lo que provocó que esta a su vez adquiriese un resplandor que todo lo iluminó. A partir de ello nacieron dos seres: una entidad amorfa y tenebrosa que carecía de rasgos, y una especie de ser angelical más femenino que masculino que animó de vida lo que aparentemente estaba muerto. Desde entonces, estas fuerzas luchan entre sí y se reconcilían siguiendo sus caprichos, mas lo que si se sabe es que gracias a esta tensión constante que comprende de períodos de relativa paz, todo el resto de seres surgieron en su diversidad.

¿Qué papel tenía yo en todo esto? Podía uno preguntarse con razón. Pues era uno bastante ambigüo, puesto que a pesar de que me indentificara con el elemento oscuro al considerarle desde la intuición como mi creador, no tenía una posición definida en la pugna entre estos dos seres primigenios. Navegaba y sobrevolaba este mundo onírico como quién es un fojarido, un ermitaño incluso, que teniendo ciertos conocimientos que emanaban de las tinieblas, no quería tomar un partido concreto. Siempre he valorado la libertad, y el tener que elegir un bando concreto siempre me ha resultado bastante desalentador. Cierto es que la mayoría de seres y entidades que poblan esas oníricas tierras tenían claro a quién seguir, mas en lo que a mí se refiere prefería seguir mi propia senda. Y esta quizás era la más negra de las sendas, pues mi única compañía era la soledad. Aunque, por otro lado, también me ahorraba el sufrimiento de quién pierde, como por otro lado la vanagloria de quién vence.

Retornando al asunto principal, yo diría que una de las cosas más extrañas de este mundo era que muchas de las zonas que comprendía eran similares a las que he conocido en el mundo vigil, mas había otras que aunque no las hubiera visto en mi vida estando despierto, cuando soñando pasaba por ahí sí que me acordaba de ellas e incluso reconocía recuerdos que había tenido ahí. Por ejemplo, había un edificio inmenso que desembocaba en diferentes salidas, que servía como una especie de universidad. Mas esta no era una universidad común y corriente, sino que se trataba de un centro de erudición donde se enseñaba diferentes saberes dependiendo de las habilidades y tendencias de sus alumnos, si optaban por conocimientos ordinarios para mejorar la vida de la comunidad, o si bien prefería acceder a saberes prohibidos para perjudicarla. Obviamente ya se sabe por cual opté, mas dando por hecho esto, sí yo supe de la magia oscura fue gracias a aquel lugar y hasta me acordaba de las clases y de mis compañeros, mejor aún todavía que aquellos otros que había conocido en la supuesta realidad vigil.

Según mis averiguaciones y estudios ocultos, supe que por ejemplo la zona antes mencionada se situaba tras la cordillera montañosa que divide este mundo en dos, en un lado vivían preferentemente seres semejantes a los humanos y que en su mayoría se identificaban con la luz, mas el otro era habitado por entidades extrañas más identificados con las sombras. Pues bien, esto lo supe porque yo he tenido acceso a ambas zonas, quizás debido a mi naturaleza hilemórfica y a mi indefinida posición en esta especie de guerra universal entre los elementos. Un dato curioso fue que tras explorar el terreno que iba mas allá de la cadena montañosa, supe de la existencia de un inmenso prado que daba acceso a la zona de los seres vampíricos, pero incluso todavía más allá de susodicha zona, en un abismo que descendía hacía tierras rojizas que degradan en morano, había seres todavía mas extraños. Unos de estos eran los zentiu, una especie de entidades alargadas y transparentes que aún teniendo cierta rememembranza antropológica, podían transfigurarse en diferentes formas a su capricho. En general eran pacíficos, excepto cuando se presentaban por casualidad los vindicalistas, con los cuales mantenían un conflicto atroz. Estos ya sí tenían una forma definida y terrestre, parecían arboles animados excepto porque portaban un rostro grotesco que se contraría cuando se comunicaban.

En fin, dejando estos desvaríos de mis aventuras por estas zonas quisiera añadir algo más a alguno de estos datos que consigno por escrito. Pues a pesar de que estas zonas estaban bien delimitadas y definidas, muchas veces unos seres de uno u otro lado traspasaban a la zona que les era contraria. Es decir, que había migraciones dependiendo de diferentes motivaciones, ya sea por la guerra antes mencionada, como por las misiones que tenían diferentes organizaciones, o por mero capricho viajero. Personalmente, como yo tampoco comprendía de un objetivo definido a parte de adquirir más conocimiento, podía traspasar de una zona a otra por motivaciones extrictamente personales y azarosas, pero tengo noticia de algunas de estas transgresiones que dieron inicio a algunos de los conflictos mas sonados de este extraño mundo.

Uno de ellos fue cuando aquella asociación de espionaje en la que pude infiltrarme construyó una muralla reforzada para impedir que los seres amorfos y vampírescos atravesaran con facilidad las contrucciones naturales que daban cabida a la zona habitada mayoritariamente por humanos. Pero no contentos con ello, se dedicaron a experimentar con los vampiros para reprimiendolos lograr adquirir algunas de sus oscuras habilidades. Menos mal que pude intervenir, y dar el impulso necesario a su Rey para que esas murallas artificiales se rompieran, liberando así a los generales que tenían presos. Otros de los conflictos de este talante que también se hicieron muy conocidos, fue la ingerencia de los vindicalistas en el mundo humano, lo que provocó que muchos murieran debido a su quebrantamiento de la naturaleza. Aquí también intervení, pero tampoco es lo suyo el darme el pisto en demasía sobre este asunto que ya consigné en otro lugar.

Para acabar con estos ejemplos, un caso de esta transgresión entre fronteras territoriales que quizás es menos conocida fue cuando los sibiles, especie de serpientes desarrolladas y que lanzan su veneno a través de unos impulsos extrasensoriales. Estos lograron infiltrarse en la zona de la luz cuando cavando unos túneles subterráneos y reforzando sus fortificaciones ahí construyendo hasta una ciudad bajo la tierra interconectada con pasillos interminables, lo condujeron a una zona industrial donde los represores tenían sus instalaciones. Una vez se apercibieron de esto, organizaron una avanzadilla y lograron acabar con todos ellos sin gran esfuerzo. Ya puede uno imaginarse que se dieron un buen festín, mas como yo no intervení directamente en este conflicto tampoco puedo decir mucho más. Supe de ello por uno de mis informantes de confianza, como también porque sobrevolé la zona, la cual sigue derruida y desierta, pero se comenta que estos sibiles siguen viviendo ahí debajo, y que no saldrán a no ser que alguien los despierte.

Habría tanto más que contar en torno a estos parajes... Sin embargo, por último diré que he comprendido cómo habitar para siempre en este mundo de cuyo nombre no me acuerdo, pero donde tan bien me siento. Accediendo a la biblioteca secreta que se encuentra al final de la Ciudad Pérdida que a día de hoy sólo es habitada por los zunhui y algunos trasgos de diferentes tipologias, leí en un libro cuyo nombre tampoco mencionaré que la forma para vivir en esta zona sin ser un mero intermediario entre ambos mundos es morir en el mundo vigil para vivir eternamente en el onírico. Ya podrá intuir el lector mi sorpresa y alegría al enterarme de esto. Además, para mí es bastante sencillo el renunciar a una vida anodina y repetitiva para habitar durante la eternidad en un sitio donde cada día de un tiempo indefinido es el comienzo de una nueva aventurará que figurará para siempre en los anales oníricos.

Así entonces, sin pensármelo dos veces, una vez que me desperté me dediqué a dejar esto por escrito para que quedase patente a quién lo lea que esta supra-realidad de la que hablo existe, y que puede además ser accesible a quién con tesón y esfuerzo quiera habitar tales parajes. No puedo dar más detalles, ya que quizás el profundizar en este asunto le cobre a uno su propia cordura, a la par que también ciertas revelaciones sobre este mundo están estrictamente prohibidas. De ahí el factor del olvido cuando nos "despertamos" antes mencionado. Puede que ya me haya arriesgado en demasía escribiendo en torno a algunos de estos misterios, mas hay algo en mí que me incita a tratar sobre estos temas por escrito. Quizás, con el tiempo, algunas de estas aventuras e informaciones recibidas de terceros, se vayan publicando en este espacio con el tiempo cronólogico humano. Mas, por ahora, con esto que he escrito en este documento en específico creo que es suficiente. Además, me tomé unos fármacos para acceder al sueño eterno y estos ya están haciendo su efecto. Así que por mucho que quisiera seguir escribiendo me temo que he llegado al final de esta nota, espero que sea del interés de quién la encuentre.

Por fin podré vivir pasa siempre en el supra-mundo... Adiós vida anodina y problemas ordinarios, aventuras y exploraciones allá voy... Zunhui, acudid a mí que tenemos muchos asuntos pendientes. Tenemos que internarnos más allá de las cordilleras fronterizas, mas allá de la negrura de los abismos prohibidos, donde vive el Inmenso Señor Oscuro proveniente de lo extraterreno... Zak zak tushai, no-masai ukra... Susui tschotempt cropteph...