- Dudas y tristezas
¿Quién de todos ustedes pretende
fundir la rosa con sus espinas
y con mayor osadía ofende
las hermosuras naturales vespertinas?
¿Quién ha vacíado las cantinas
y hablando en demasía entiende
que las hierbas y las aguas amigas
han de renovarse sin algo que trasciende?
¿Por qué la luna y sus estrellas
ocasionan dudas y querellas
a este hidalgo atormentado
pensándose un hombre despiadado?
¿Por qué tras la guerra tan aniquilado
he estado que ningún descanso
desemboca en adormiladas centellas
que den paso a las rosas a y otras cosas bellas?
¡Ay, inhóspito y cruel letargo
este pasar de los tiempos
reflejado en las ausencias del lago,
y en el ímpetu de cuatrocientos vientos
que volcándose producen el amago
de una caricia provocando aspavientos
frente a un paisanaje del que ya me largo!
- Un hidalgo medita sobre su propio corazón
Durante el silencio escucho el latir
constante de mi corazón, su palpitar
de vida incesante, su meditar
que jamás cesará de insistir,
en su coraje guerrero, en su raudo fluir,
se presiente la sangre dejandose arrastrar,
evitando que un suspiro le haga sofocar,
sus contenidos ecos consiguen resurgir
entre millares de recuerdos
almacenados en pecho y memoria,
en tanto siguen su marcha mis latidos
hasta que en su día sean detenidos
por la eternidad y su historia,
subiendo el alma, y quebrando los huesos míos
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