En un día que ya era casi noche, en alguna mesa dispersa en cualquier bar oculto por las calles de Madrid, dos enamorados se propusieron jugar a un juego. Este consistía en que uno de ellos escribiría una frase en un papel, y el otro, no vería lo escrito, excepto su última palabra, y en torno a esta seguiría con otra frase distinta. Lo que al principio parecía mero entretenimiento de dos líricos incomprendidos, se convirtió en revelación, la cual era sin duda amorosa, y preveo que Dios ayudó en mostrarla. Dicho esto, y sin rellenar espacio en vano, aquí dejo lo que resultó de una supuesta inspiración azarosa, que en verdad fue todo un designio divino, mas quién caiga en la duda declarando que todo se debe a una casualidad, le recomiendo que deje de mentirse a sí mismo y de negar lo que emana de su corazón para abrazar la verdadera fe. Gracias te sean dadas Señor por cuidarnos desde las alturas, que Cristo nos acoja en su pecho. Amen
- Nuestra historia
Rezagados, extasiados, tras liberar los fulgores amorosos, a tu presencia hago reverencia, la mía ante lo académico que llevó la sal, el mal y lo que percibí como enamoramiento. Aquel que siendo como el escurrirse de una estela, que en su senda deja un rastro eterno, constante, llega al mismo punto donde tus ojos ya me velaron que guardabas mi esencia en tu idea. Velado, cual atisbo de lo que se busca y que puede encontrarse, una vez que las pupilas se hallan, puede contemplarse a Dios. Y el Espíritu Santo en tu hablar cuando se dirigía a mí, pues en tus actos reside el amor.
-Tristezas diversas
Canta el gallo o tal vez el grito de la agonía que exhausta por ser participe del vivir quiere arrancarme de la vida. Reflejo de la muerte, deleite que huye la corriente, en semejanza a las miradas vespertinas de la gente, las cuales me maldicen por el mero hecho de existir.
Tal vez sin hacerlo, la agonía es lo propulsor al sin sentido, a la irremediable sensación y veneración de lo contradictorio. Así, también, mis suspiros son contrarios unos a otros, son lágrimas evaporadas, se escapan, se escurren de mi boca hasta culminar en lo que será mi tumba.
- El acostumbrado hidalgo quebrado junto con Esther González Bravo (https://filomedievalcomplutense.wordpress.com/author/leofloes/)
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